Quizás no vuelva a construir humildes moradas, ni colmenas de hormigón donde hacinarse decenas de familias con vidas rutinarias viviendo a contrarreloj. Quizás no vuelva a ser víctima del estrés desenfrenado del día a día, pero hoy he sido capaz de recordar, entre tanto bombardeo de noticias pesimistas, que un buen día, hace casi veinte años, quise aprender a construir caminos, y por ello luché. Hoy haré mías las palabras de Machado:
“Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse…
Nunca perseguí la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar…”
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse…
Nunca perseguí la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar…”
Seguiré pasando; seguiré andando aun sin haber camino, construyendo el mío propio; dejaré mis huellas...contemplaré, como cada día, las estelas en el mar...quizás algún día vuelva a construir, pero ya no en color gris, ya no en hormigón, sino en blancos lienzos teñidos de mil colores brillantes...volveré a construir las ilusiones ajenas y por qué no, haré realidad las mías propias.