viernes, 20 de marzo de 2009

HIJOS DE MC DONALD'S

Ayose, Yanira, Zebenzuí, ... todos con apellido McDonald. De nombre guanche y apellido inglés, como en la época de nuestros antepasados. Como aquellos hijos de inmigrantes británicos que se asentaron en las islas en busca de un futuro próspero, pero con la salvedad de que aquéllos adoptaban los nombres castellanos, puesto que esta moda aborigen viene de treinta años para acá.

Hijos de McDonald’s. Identificación plausible de los también llamados “hijos del colesterol”; son la generación siguiente a la que fuera generación del Petit Suisse. Basta con pararse a la puerta de cualquier instituto de enseñanzas medias a las dos de la tarde. Después de oír la sirena que anuncia el final de la jornada docente, cantidades ingentes de criaturas, obesas unas y anoréxicas otras, salen despavoridas a la calle, como alma que lleva el diablo. Chicas obesas con tops imposibles, niños descomunales en scooters con las ruedas pidiendo clemencia, o aquellos otros, obligados a pasar dos veces para ser vistos. Así son los adolescentes actuales. Hijos de padres trabajadores ambos que, en lugar de tener previsto el potaje de rigor a la salida del cole, les dan los eurillos para que se “alimenten” con lo que quieran, porque ellos no tienen tiempo para esas nimiedades. Niños para los que la vida es un rollo, y el único momento agradable del día es aquel en el que se sientan delante de una mesa de plástico y saborean tremenda hamburguesa especial “con todo”, acompañadas del inseparable plato de “papas locas” con alioli. Generación siguiente a la del Petit Suisse, los de los 80; presumidos como nadie, que gastan horas y horas en gimnasios y peluquerías. ¿Qué pasó entre unos y otros? ¿Qué desgana es la que los mueve?...o mejor dicho ¿los paraliza?. Niños sin inquietudes ni ilusiones, que sólo abren la boca para rezongar.

Así son los hijos de Mc Donald’s. ¿Qué será de los nietos?

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